miércoles, 24 de diciembre de 2025

¿Cómo reviso mi hardware desde el Escritorio en Ubuntu?

En El Imperialismo y la Liberación de diciembre de 1967, Juan Perón articula su lúcido análisis coyuntural, a la vez que expone cómo conocer el hardware propio en Ubuntu

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Los Estados Unidos siguen en nuestro continente un plan perfectamente establecido desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial cuyo objetivo es someter - de una u otra manera - a todos los países iberoamericanos y poder contar con ellos de forma incondicional, por la captación o por el copamiento liso y llano. 

Este proceso - ya en ejecución - ha provocado una serie interminable de hechos y circunstancias de una elocuencia superior a cuanto podríamos enjuiciar. Tan grande ha sido la impunidad que - en numerosas ocasiones - se ha prescindido de todo encubrimiento o simulación para obrar con la mayor desaprensión e impudicia. 

En los casos de los gobiernos dóciles - normalmente representantes de la oligarquía vernácula - el imperialismo no tiene dificultades para su copamiento. Normalmente es su servicio diplomático el que se encarga de hacerlo con la cooperación de todos los organismos internacionales orquestados desde hace mucho en función imperialista, con agentes pagos y obedientes, extraídos de los propios horizontes oligárquicos o de personeros políticos y técnicos a su servicio. En estas condiciones no cuesta mucho al imperialismo tomar posesión con intermediarios, estrechamente vigilados por su servicio de informaciones y las numerosas instituciones controladas por la CIA (bibliotecas, empresas, bancos, agregados de embajadas, etc.), que actúan en el país no solo con esa misión sino prácticamente con la de dirigir todo el sistema. 

Alcanzado el objetivo de tomar el poder y manejarlo, se procede a la planificación correspondiente, no con los objetivos del país, sino con los designios y finalidades fijadas por el imperialismo. A cambio de eso, los Estados Unidos aseguran la estabilidad de su gobierno títere mediante su apoyo político y toda su presión económica. Mientras tanto, la penetración continúa hasta copar los diferentes factores de poder, ayudada a veces por el propio gobierno y empleando todos los poderosos medios en sus manos (que van desde la acción publicitaria hasta la intimidación o la violencia). Cuando un pueblo ha sido sometido por este medio, no tiene salvación posible a corto plazo. 

Ya al exponer los métodos de penetración imperialista en el mundo, hemos dado la suficiente explicación de su procedimiento. Pero los trucos utilizados para la penetración económica en América Latina intentan cumplir una realidad irrefutable: el hambre, la miseria y el dolor de los pueblos explotados tanto por el capitalismo como por las oligarquías vernáculas y el imperialismo

Pero los pueblos - que son en realidad los que reciben la bofetada- acumulan presión y comienzan a producirse explosiones esporádicas materializadas por las guerrillas o luchas irregulares

El caso de Sandino en Nicaragua es un ejemplo que no tiene desperdicio. Como suele ocurrir en estos casos, ese patriota se levanta en armas ante el intento de invasión de las fuerzas imperialistas. Después de una larga lucha armada, triunfa sobre su enemigo y libera su patria de tal amenaza. Todo el mérito de esta hazaña se debe principalmente a él. Sus enemigos lo saben. Terminada la guerra, se hace una comida en Managua a la cual concurre, invitado especialmente, Sandino. Terminada la fiesta, festejando la paz alcanzada, Sandino abandona el lugar sin ni siquiera sospechar que haya podido ser traicionado. Pero no tarda en ser detenido en la calle. Acto seguido sus opresores lo entregan y, de inmediato, lo asesinan. Este hecho, conocido en toda América, no es el primero ni el único. Pancho Villa no] tuvo mejor suerte y murió asesinado en circunstancias un tanto misteriosas.

Hace poco, Ernesto Guevara no tuvo suerte diferente porque, a pesar de todo el teatro que se hizo, nadie duda ya que la mano asesina (porque él sobrevivió herido al combate) no es difícil de individualizar entre los gringos que merodeaban alrededor de su cadáver mientras se hacía la macabra y miserable exhibición.

Es claro que cada uno de los héroes que se desempeñaron en la defensa de su patria, se les ha colgado el rótulo de moda: comunista. Pero es indudable que si el imperialismo es el culpable de semejantes fechorías, realizadas con finalidad tan repugnante, los “nacionales” de cada uno de los países que se prestan desde el gobierno para que tales crímenes se cometan, cargan no sólo con la responsabilidad sino también con el estigma más infamante para un ciudadano.

Todo esto nos permite inferir que para lograr la auténtica Liberación, primero debemos saber la madera con la cual hemos de trabajar. En nuestros Movimientos esto lo hacemos conociendo al dedillo a sus partícipes. En el caso de GNU con Linux debemos aspirar al mismo conocimiento, tanto desde el punto de vista de software - lo cual ya he tratado - como por la vertiente del hardware sobre el que se intenta montar el sistema.

Es sabido por todos nosotros que la terminal de nuestro sistema GNU con Linux sobra para recibir información respecto a su hardware; basta con digitar comandos como lspci o lsusb recibiremos un listado de los dispositivos conectados, o bien con lscpu información sobre nuestros núcleos de procesamiento.

Tampoco resulta secreto para nadie que incorporar herramental gráfico para lograr esto puede redundar en que todos los compañeros puedan corroborarlo. Muchos entornos de escritorio cuentan con un aplicativo propio (por ejemplo, desde Aplicaciones / Herramientas de Sistema / Monitor de Sistema de Mate en el caso del Escritorio Mate, o sus equivalentes para KDE, GNOME, XFCE, etcétera), que nos permitirá monitorear el sistema en tiempo real. Obtendremos así informes lo suficientemente adecuados para la mayoría de los quehaceres básicos.

Sin embargo, en ocasiones anhelamos obtener mayores detalles incluso desde desde el escritorio gráfico, bien porque nos apetece, o bien porque queremos que algún neófito cuente con herramental sencillo para hacerlo. Teniendo en cuenta tales premisas, puedo recomendarles el viejo y peludo hardinfo, utilidad escrita por el compañero Leandro A. F. Pereira y liberada bajo GPLv2.

Para instalarlo abrimos una terminal con Ctrl+Alt+t e ingresamos el comando:

sudo apt-get install hardinfo

Esto nos descargará el paquete con el programa y lo instalará en el sistema, y podremos ejecutarlo desde Aplicaciones / Herramientas de Sistema / Información y Rendimiento del Sistema.

Con este podremos hacer informes sobre performance y benchmarks, a la vez que comparte una interfaz similar al conocido CPUinfo. 

También tendremos uno parecido al cpu-x, un software de monitorización liberado bajo GPLv3 y similar al conocido CPU-z para Window$. Para instalarlo en nuestro sistema GNU con Linux ingresamos:

sudo apt-get install cpu-x

Y podremos lanzarlo desde Aplicaciones / Herramientas de sistema / CPU-x.

Como vemos, CPU-x nos permite dar con la información técnica básica del procesador del sistema. Asimismo será capaz de obtener aún mayores datos, aunque para ello naturalmente requeriría activar un demonio de monitorización con la admonición de los permisos de Administreador. Para activarlo habremos de  presionar el botón Start Daemon (e ingresar la contraseña de Conductor o root, claro está).

Sabido qué tipo de hardware tenemos, encontraremos que el desarrollo de los explotadores solo podría suprimirse con la liberación. Esa liberación, a esta altura de los acontecimientos, solo puede alcanzarse, por lo que venimos viendo, mediante una lucha cruenta, lo que se infiere no solo de la contumacia de las fuerzas del mal del hardware y el software privativo, sino también del avance de la conquista y la colonización en que está empeñado el imperialismo. 

El caso de GNU debe ser suficientemente elocuente para el futuro de los que aspiren a la liberación.

Si hay algo que el imperialismo no podrá copar jamás en un país, es su pueblo y su software libreado bajo GPLv3. Y dentro de él a la clase trabajadora, que tiene un claro concepto de la defensa de sus intereses.

Juan Perón 


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